Comisión Marfán estimó que aumentar el impuesto a las empresas tuvo costos importantes para la actividad. Especialistas calculan que la iniciativa de Alberto Arenas generó un perjuicio superior a 4 puntos del PIB. Senadores que participaron en la «cocina» que viabilizó ese proyecto sacan lecciones.
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El 24 de septiembre del próximo año se cumplen 10 años desde que el Congreso aprobó uno de los proyectos económicos más controversiales de los últimos años: la reforma tributaria del segundo gobierno de Michelle Bachelet. Cálculos recientes indican que no solo no recaudó lo que se proyectaba, sino que provocó costos en la propia actividad económica.
La reforma recaudó la mitad (1,5% del PIB) de lo que buscaba sumar a las arcas fiscales, según estimaciones posteriores. Pero no sólo eso: en las últimas semanas se instaló la discusión respecto de los costos económicos que tuvo el incremento de impuestos de Primera Categoría desde 20% a 27% que se aprobó en esa ley.
Los ocho puntos
Javier Jaque, socio Líder de CCL Auditores Consultores, estima que la iniciativa de Bachelet «se debería hacer cargo a lo menos de cuatro puntos del PIB y quizás algo mayor por el efecto acumulativo que esta alza (en tributo a empresas) pudiera haber tenido”.
